¿Has sentido alguna vez que tienes una serie de sensaciones, dolores o malestares físicos que parecen ser cada vez más frecuentes? te preocupas, lo hablas con la familia o los amigos, y ellos no parecen darle importancia que tiene… revisas tus dolencias en internet y encuentras algo de alivio porque descubres que todo lo que te pasa ti, son los síntomas de una enfermedad. Sin embargo, ese alivio es momentáneo y empiezas a preocuparte aún más. ¡No puedes para de pensar en ello, llamas o acudes al médico y al final de este proceso el medico te dice que no tienes nada! entonces te frustras porque tú sabes que tienes algo…
Después de mucho debate mental contigo mismo, piensas que el medico no le que no está suficientemente informado, o no te hizo los exámenes adecuados, sigues buscando información y cada vez te aterra más lo serio de lo que puede llegar a ser tu padecimiento.
Observas cambios en tu piel, prestas atención los sonidos de tu cuerpo y a las sensaciones corporales porque pueden ser una pista de la enfermedad, sientes mucha ansiedad porque los demás no parecen entenderte, decides buscar otros médicos o profesionales que sean más competentes y aclaren tu problema de una vez por todas, antes de que sea demasiado tarde. Sin emabargo, al final de una romería de profesionales de la salud, no te encuentran nada, tu sigues sin sentirte bien y tu ansiedad no para de crecer.
¿Te suena algo de lo anterior? si te identificas con alguna o con casi todas las cosas que he descrito anteriormente, puedes estar sufriendo un trastorno de ansiedad por enfermedad, o lo que anteriormente se conocía como hipocondría.
Entendiendo lo que te pasa
Para comprender un poco lo que está pasando primero reflexiona si recientemente has tenido situaciones de intenso estrés, por ejemplo, problemas serios de pareja, de trabajo, pérdida de familiares, etc.
Recuerda si desde que eras pequeño o pequeña tus padres o familiares más cercanos hablaban constantemente de problemas de salud, ¿era un tema recurrente en las comidas o encuentros familiares?
¿Tuviste de niño o niña una enfermedad grave, que te tuvo alejado del colegio por un tiempo prolongado? ¿Tus hermanos o algunos de tus padres estuvo seriamente enfermo?
¿Sufriste situaciones de abuso sexual en tu infancia?
Las anteriores situaciones no so causas directas del trastorno de ansiedad por enfermedad, pero con frecuencia en la práctica clínica, se ha observado que las personas que lo padecen han tenido situaciones en su infancia como las descritas anteriormente, que predisponen la aparición de este trastorno, usualmente en la vida adulta.
Resumiendo, el trastorno de ansiedad por enfermedad supone preocuparse excesivamente por tener o poder contraer una enfermedad grave, presentando una angustia intensa. Es un trastorno que puede fluctuar a lo largo del tiempo y tiende a aumentar por el estrés o con la edad si no es abordado psicoterapéuticamente.
¿Cómo puedes manejarlo o prevenirlo?
Lo primero deja de mirar información de salud por internet, los síntomas de diferentes enfermedades puede
n coincidir; la interpretación literal de los síntomas sólo te lleva a la confusión y a sentir mayor ansiedad, porque hay muchos más factores a considerar a la hora de diagnosticar un problema de salud. Este tipo búsquedas alimentan el circulo vicioso de la ansiedad, creando aun mayor malestar y sin que el problema de base desaparezca.
Identifica los signos del estrés, ¿cómo tú reaccionas cuando estas estresado?, lo verbalizas, ¿lo somatizas? ¿Cómo afecta a tu cuerpo? Practica con frecuencia la respiración consciente, no requiere ningún tipo de equipo, ni dinero, lo puedes hacer en cualquier sitio y solo te lleva unos minutos. Y si quieres profundizar aún más familiarizarte con la práctica del mindfulness. Si eres una persona muy inquieta y te cuesta relajarte, práctica un deporte aeróbico (nadar, caminar, correr, bailar, montar en bici, participa en clases del gimnasio como zumba, spining, body jump, etc.). Además de los obvios beneficios físicos, los ejercicios aérobicos disminuyen la adrenalina que causa el estrés y aumentan las endorfinas, lo que genera efectos positivos sobre el estado de ánimo y mejorando la sensación de bienestar.
Por último, si quieres orientación al respecto o si sientes que la situación se te ha salido de las manos, que no paras de pensar en este tema, que has dejado de hacer tus actividades habituales, que no puedes controlar la intensidad emocional, busca asesoramiento profesional lo antes posible. No dejes que tu calidad de vida se empobrezca.
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